En el invierno de 1928, magullada por su divorcio y luchando por la fama y el éxito, Agatha Christie viaja a Irak y se ve atrapada en una red de asesinatos e intrigas. Han pasado dos años desde la sensación que causó su desaparición de once días y Agatha contempla dejar las novelas policiacas para dedicarse a una carrera literaria seria. Viaja a Bagdad en un recorrido arqueológico. Buscando cultura y paz, lo que encuentra es confusión: acaba de descubrirse el yacimiento petrolífero más grande del mundo y los antiguos tesoros de Irak están amenazados. Después de cuatro años de búsqueda en el desierto al oeste de Bagdad, el arqueólogo Max Mallowan, de 24 años, está convencido de haber descubierto la tumba de Nabucodonosor. Pero cuando rompe el sello del antiguo rey de Babilonia, encuentra el cadáver del hombre que financió su expedición. A medida que las autoridades se apoderan de su sitio, Max busca respuestas. Todo lo que encuentra es una bala: le disparan y lo dan por muerto entre los artefactos rotos de su tumba saqueada. Agatha llega a la excavación de Max después de que un guía turístico local la lleva a dar un paseo. En lugar de los Jardines Colgantes de Babilonia, encuentra a Max: un joven atractivo que está medio muerto y despotricando sobre la diosa Ishtar. Sin amigos ni conexiones, Agatha lo lleva a su hotel, localiza a un médico y le salva la vida. Max no está muy agradecido: exige que lo devuelvan a la posada colonial donde vive, para recuperarse y buscar a quien asesinó a su benefactor y trató de asesinarlo. Tentada a dejarlo en la calle, Agatha decide ayudar a Max. Ella espera que su residencia sea un lugar de compañía más refinada; no lo es En lugar de personas interesantes y estudios académicos, Agatha encuentra el núcleo decadente de la comunidad de expatriados. Arqueólogos rivales, financiadores mimados, socios aburridos, el personal de apoyo oprimido y la clase alta en gira coexisten en un semillero de rumores, escándalos y disputas. Agatha hace planes para irse tan pronto como llegue. Pero el atentado contra la vida de Max le presenta un dilema: abandonar a su suerte al joven idealista, carismático, pero irremediablemente ingenuo, o tomar cartas en el asunto y descubrir quién mató al benefactor de Max y está tratando de matarlo. Pronto, Agatha se encuentra en medio de colegas celosos, funcionarios corruptos, contrabandistas de antigüedades y una población local furiosa por el robo de su herencia cultural. Sin embargo, a medida que aumenta el número de cadáveres y Agatha se enamora de Max, se hace evidente que la clave de este misterio se encuentra fuera de las paredes de estuco y las mentes estrechas de los colonialistas: hay una fuerza en acción que no se preocupa por la historia. o la humanidad.
