Operación London Bridge: la sucesión de eventos que se vienen tras la muerte de Elisabeth II
Cuando se anuncie el fallecimiento de la Reina de Inglaterra será una de esas cosas que no podremos olvidar jamás. “Me acuerdo perfectamente qué estaba haciendo cuando me enteré de la muerte de la reina Isabel II.”
Está claro que la muerte de la monarca que más tiempo rigió al Reino Unido (más de 70 años) está llamado a ser un evento de magnitud gigante. Hacia afuera de la casa real (opinión pública, control de la narrativa, homenajes) pero también hacia adentro (el tan manoseado tema de la sucesión).
En la década de los años 60 se diseño un mecanismo llamado Operación Puente de Londres (Operation London Bridge), destinado a anunciar la muerte de la reina y colocar la corona en una nueva cabeza. Naturalmente ha pasado mucha agua bajo el puente, y la Operation London Bridge se ha ido actualizando, ha ido mutando, y muchos de esos cambios fueron introducidos por la propia reina Isabel II.
Allá por 2017 el diario británico The Guardian decía: “Sus ojos se cerrarán y Carlos será rey. El primer funcionario que se ocupará de la noticia será Sir Christopher Geidt, el secretario privado de la Reina, un ex diplomático que recibió un segundo título de caballero en 2014, en parte por planificar su sucesión”.
Pues bien, resulta que Geidt ya no está en ese puesto, ha sido reemplazado por Sir Edward Young, pero el rol que jugará se presume será el mismo: ponerse en contacto con el primer ministro: “El primer ministro será despertado, si no lo está ya, y los funcionarios comunicarán que ‘London Bridge is down’ a través de líneas seguras. Desde el Centro de Respuesta Global del ministerio de Asuntos Exteriores, en un lugar no revelado de la capital, la noticia se transmitirá a los 15 gobiernos de fuera del Reino Unido en los que la Reina es también jefa de Estado, y a las otras 36 naciones de la Commonwealth para las que ha servido como figura simbólica”.
Politico.com coincide en señalar que el fallecimiento de la Reina desencadenará una "cascada de llamadas" en la que "el primer ministro, el secretario del gabinete (el funcionario británico de mayor rango) y varios de los ministros y funcionarios de mayor rango" serán informados inmediatamente.
Siguiendo la tradición, una vez anunciada la noticia, un asistente vestido de luto colocará en las puertas del Palacio de Buckingham un aviso con bordes negros en el que se detallará un periodo de luto de diez días.
Simultáneamente, el sitio web del palacio publicará un mensaje similar en una única página negra.
Asímismo, la familia real anunciará los planes para el funeral de la Reina, que se espera que se celebre diez días después de su muerte. Siempre según Político, el dìa de su muerte “habrá un servicio conmemorativo en la catedral de San Pablo” al que asistirán “el primer ministro y un pequeño número de altos ministros”. Según los documentos filtrados, el servicio se planificará para que parezca "espontáneo".
En caso de que la Reina muera en el palacio de Balmoral (Escocia), la "Operación Unicornio" consistirá en “llevarla a Londres en el tren real”, y si esto no es posible se pondrá en marcha la Operación Overstudy: el ataúd será trasladado en avión.
Los funerales de los miembros importantes de la familia real se organizan con años de antelación y son supervisados por el duque de Norfolk desde 1672.
Según The Telegraph: "Se establecen planes detallados para el funeral de la Reina, y para la secuencia de eventos, entre los que se destaca que el nuevo rey sea presentado al pueblo”.